Consisten en un tiro o pozo de 2 a 16 metros de profundidad de sección circular o rectangular que se excava en la tierra. Al llegar a determinada profundidad se excava hacia a un lado una o varias cámaras funerarias que contendrá el cadáver y sus ofrendas. Estas cámaras están comunicadas entre sí con pequeños túneles en las cuales se han encontrado elementos ceremoniales que acompañaban a los muertos. Una vez hecho el enterramiento, se cierra la comunicación entre la cámara y el tiro, se llena el tiro de tierra y, en general, no queda ninguna huella de la tumba.
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